Fastidio, aburrimiento, cansancio, hastío, tedio... Existen varios sinónimos para una sensación cíclica, que reaparece cada cierto tiempo y que, por ejemplo hoy, se ha apoderado de mí al finalizar el día y, lamentablemente para ustedes, ciber lectores, les ha negado un post de corte más melodramático-lúdico-surrealista, como quise que fueran los anteriores. Simplemente porque me aburrí. Porque me dio lata. Porque mi ánimo se amurró, y está en una esquina de mi pieza sentado mirándome, con una cara de tres metros. Así es la vida, colegas: con altos, bajos, y planicies que se hacen interminables como cuando uno viaja al norte sentado al volante, y cabecea a la vista de una carretera que no varía en absoluto por periodos prolongados, sin pueblos que mirar, sin una miserable choza que ver durante horas: solo piedras, tierra, cactus pelados de tanto esperar que se muera el sol, cerros que bostezan con sus toneladas de tiempo sobre esta tierra cuando se les cruza por delante un insignificante segundo de su reloj cósmico montado en un auto esforzándose, sencillamente, por no quedarse dormido.
El dato nobloggero de hoy: http://angeldamian-manzanita.blogspot.com